Maleta de sueños

“En mi maleta llena de sueños no cogían los miedos ni la tristeza, estaba tan henchida de esperanzas y anhelos que era imposible que entrase algo más en ella. Mis buenos deseos los ubiqué al fondo, mi corazón latiendo de emoción se encontraba en un bolsillo lateral y la ilusión de compartir viaje y unos días con la persona que amaba llenaba todos los espacios vacíos. Sin embargo, pese a estar tan cargada, pesaba muy poco, casi levitaba, como yo si no colocaba piedras alrededor de mis tobillos. Pero una llamada telefónica provocó una grieta en mi maleta, por ella escapó la ilusión a una velocidad inusitada, y ese espació lo ocupó la frustración, que a codazos le hizo un hueco a la tristeza donde antes se encontraba mi creciente corazón. Las maletas no son indestructibles y las emociones y sentimientos son demasiado volubles y sensibles para quedar empacados al vacío en una maleta que puede romperse.”

lα ρυєятα ∂є lαs ємσ¢ισηєs

No podría ser más difícil, ser alcanzado por cuatro rayos de sol y una llamada telefónica en línea, el intermitente sonido a través del aparato marcaba los acelerados latidos de mi maltrecho corazón. ¿Conoces la sensación de gritar sin alzar la voz? Esa sensación en la que sientes la garganta cerrada, molesta, como si todos sus músculos estuviesen contraídos, como si de un enorme esfuerzo hubieran sido partícipes pero sin lanzar una sola nota al aire. Así me siento. La vieja y sucia persiana dejaba entrar cuatro rayos de sol, ese sol de las 9 de la mañana en pleno junio que empieza a quemar sobre una piel tras la exposición de varios minutos sobre la misma. Cuatro rayos de sol que luchaban contra la oscuridad de mi habitación para hacerla un lugar iluminado y mejor. Nunca he entendido porqué se considera la oscuridad como un lugar menos acogedor que la luz, yo me muevo mejor entre la niebla, tinieblas y sombras. Al llegar el atardecer me siento lleno de energía, como si acabase de despertar, siento que la noche es mi ambiente natural, siento que puedo hacer todo lo que me proponga, me da la libertad de tener todo el tiempo del mundo, y las musas de la inspiración siempre me visitan tras el anochecer.

 

Por lo cual, no es de extrañar que me sienta herido, inútil y endeble frente a esas horas, mis ojos se hunden en las ojeras que indican mi noche en vela y aquí me hallo, junto al teléfono, con el sonido de una llamada cortada junto a mi oído. ¿Por qué no cuelgo si la llamada ya terminó? Por el mismo motivo por el cual tememos decir en voz alta un pensamiento que nos azota la mente en un tiempo determinado: Porque se convertiría en realidad. Si soltase el teléfono ya no habría marcha atrás hacia el final, constataría que aquello terminó, no tendría otro remedio que reconocerlo. Como el momento en el que al final tuve que decirme en voz alta frente a una pared que mirar hacia otro lado no haría que la muerte de mi madre fuese menos real, y fue en ese justo instante (en el que lo dije en voz alta) que todo el peso de semanas atrás cayó sobre mí, desplomándome contra el suelo, el dolor hizo acto de presencia, mi voz en el aire abrió la puerta de mis emociones. Me costó mucho tiempo recuperarme de la soledad. No estoy preparado para volver a ese sitio, ese lugar en el que el dolor emocional se hace físico, y duele tanto que ni las lágrimas pueden liberarlo, no es suficiente. Me siento perdido y sin aire en mi pecho. Si cuelgo el teléfono la puerta de mis emociones se abrirá. No soy ingenuo, sé que en algún momento tendré que hacerlo, pero ahora mismo, me permito quedarme así, tumbado en la cama de cualquier manera con el teléfono descolgado junto a mi oído y cuatro rayos de sol perturbando mis cansados ojos.

#Sonrisa

Hoy me puse mi mejor ‪#‎sonrisa‬ para salir a la ‪#‎calle‬. ¿Me favorece?
Ya me ‪#‎disfracé‬ para triunfar en la vida ¿Me queda bien?
A veces una sonrisa es una ‪#‎llamada‬ de ‪#‎Socorro‬ camuflada en ‪#‎valentia‬ .
Una ‪#‎mascara‬ ‪#‎artificial‬ para no preocupar a la cercanía.
Hoy voy con mi sonrisa puesta, no hay nada que me haga daño. No hay nada que temer.
HOY MATARIA MONSTRUOS POR TI… OTRA VEZ

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νє¢ιησs (ρυєятα ¢ση ρυєятα) – ραятє ι

H

ace muchos años yo era un niñito con dientes de conejo, enormes mofletes, pelo graso y piel aún más grasa convirtiendo mi cara en un cuadro, ojeroso y de blanquecina tez, inseguro y muy tímido. Tengo la esperanza de que en estos 15 años aproximadamente haya cambiado algo en mí, por lo pronto, en lo que respecta a la inseguridad y timidez.

Desaparecieron con el paso de los años. Supongo que el vago recuerdo que puede tener él de mí será de aquella
época, pues no hemos vuelto a coincidir desde entonces, de hecho, hace quince años quizás cruzamos un par de frases, en honor a la verdad, él debió de decirlas, yo permanecí callado seguramente. Estoy hablando, como bien pensáis, de mi vecino. Un muchacho muy alto, el menor de cuatro hermanos. Hace quince años me hice muy amigo de mi vecina de abajo y paraba en su casa cada dos por tres para jugar o realizar diferentes planes, ella es la menor de tres. Su hermano mediano era muy amigo del vecino de al lado, efectivamente “el vecino”, con lo cual podríamos reunirnos en su casa una buena camada de hormonas. Recuerdo que él era mayor que yo, pues tenía más o menos la edad del hermano mediano de mi amiga y ésta ya era siquiera un par de años mayor que yo… osease, el chaval tendría unos cuatro años más que yo. Mi hermana mayor siempre sintió aprecio por ese muchacho, lo recordaba con cariño ya que ella es de la misma edad que su hermano mayor, sí, mi hermana y yo nos llevamos muchos años, y durante este tiempo ha preguntado por él cuando se encontraba con sus padres, mis vecinos. La cuestión es que hace un par de años, no recuerdo cómo surgió en la conversación este vecino, del que yo apenas recuerdo su enorme sonrisa y su imberbe cara aparte de un acento muy alejado al deje granadino. Decidí opinar que me, sabiendo lo que sé ahora, ese muchacho me parecía gay. Mi hermana me dio la razón con vaguedad. Mi padre en cambio puso el grito en el cielo.
Si estaba casado, como el resto de los hermanos. Yo no añadí nada más del tema. Se quedó en una simple anécdota…hasta hace un par de días. En una famosa aplicación, apareció muy cerca de mí un bombonazo en blanco y negro. Tras leer su perfil en inglés, me convencí para iniciar conversación en inglés también, consideré que sería extranjero de vacaciones como tantos otros.

Cuál fue mi sorpresa cuando su respuesta fue: “Hola vecino.”

A lo cual yo palidecí (más, sí, más). Mis neuronas intentaron hacer sinapsis pero me encontraba fuera de juego por esos preciosos labios.

Has crecido mucho” fue lo que añadió.

vecinosEso me daba unos datos fijos: Me conocía seguro, me recordaba. Si bien es cierto, mi cara no ha cambiado mucho, siempre he tenido la misma cara desde bebé, fácilmente reconocible, quizás se ha afilado con el tiempo y desapareció el acné, ¡ah! y cuido un poco más mi peinado. Me reconoció y yo no sabía quién era él.

Algo es cierto: tengo un instinto muy desarrollado y en la mente se me empezó a formar una ligera sospecha, pero no quería dejarme llevar aún por mi sexto sentido, así que hice una captura de la foto de perfil y se la envié a mi hermana, ella no parecía reconocerlo hasta que le comenté mis sospechas.

Continuamos hablando a cuentagotas (cuentagotas él, yo seguía pegado al móvil intentando descifrar su identidad) comprobé que se encontraba a unos metros de mí, con lo cual las piezas de mi puzle iban encajando. Me preguntó mi nombre, que no lo recordaba, y con razón, y al darme el suyo todo encajó. Era él, era “mi vecino”, aun siendo yo un adolescente que no tenía idea del mundo, mis ojos de loca no se equivocaban, ese muchacho cojeaba de la misma pierna que yo.

¿Recordáis la timidez de mi adolescencia? Pues al quedar obsoleta le eché cara al asunto y le pregunté si le parecía raro que le invitara salir a cenar una noche, teniendo en cuenta que solo iba a quedarse una semana de vacaciones ya que volvería a abandonar el país para volver al trabajo. Me sorprendió respondiendo que estaría encantado. Con lo cual quedamos en un par de días que era cuando tenía libre, osea, hoy.

Estoy a media hora de quedar con “mi vecino”, un vecino hiper mega buenorro que recuerda al niñato que fui hace quince años.

El desenlace de esta curiosa historia próximamente.

Con vuestro permiso me dispongo a disfrutar de una buena cena en buena compañía.

¡Deseadme suerte!

єη¢υєηтяσ ιηєsρєяα∂σ

Esto ocurrió semanas atrás, cuando volvía de un viaje de negocios a una ciudad vecina, escogí el Blablacar como método de transporte. Un conductor muy amable nos condujo a mí y a un italiano de vuelta a mi ciudad natal. Mi consciencia me hizo acompañar al muchacho hasta su destino, ubicado en la estación de autobuses. La historia de este muchacho era la siguiente: El año anterior había vivido un erasmus en mi ciudad y allí se había ennoviado de una linda andaluza. Pero desde donde nos dejó el amable conductor hasta el lugar determinado para ver a su amada distaba muchos kilómetros, con lo cual decidí montar en el bus con él e indicarle la parada apropiada, la mía era antes. Pero en el trascurso del viaje pensé en lo poco que me esperaba esa tarde y decidí conducirlo hasta el mismo lugar, para que no hubiese pérdida alguna. Estuvimos hablando animadamente en el autobús y atrajimos la mirada de curiosos y extraños a los que yo no les di mayor importancia que la de un simple vistazo. Tras dejarlo en la estación de autobuses subí hacia casa, tras la ducha observé que en una aplicación de mi móvil aparecía un mensaje, al parecer, de un pasajero del autobús que habíamos compartido. No recuerdo exactamente cuál fue su mensaje pero venía siendo a que se sintió atraído hacia mí y decidió probar suerte para ver si me encontraba vía internet. Así lo hizo, yo lo recordaba vagamente, no habría reparado en él más de un segundo, el italiano me tenía muy entretenido con su charla. Le propuse tapear por la zona y volver a vernos (volver para él, refrescar la memoria para mí). Vivíamos muy cerca, con lo cual no pasó mucho rato hasta que nos encontramos y pude reconocerlo (su foto de perfil distaba un tanto de la realidad). Tapeamos, charlamos, nos besamos, y acabé entre sus sábanas. La madrugada me ocultó de los ojos ajenos y llegué a casa de madrugada tras un sabor de helado de mora en los labios. Recostado en cama pensé lo inesperado que había sido aquel encuentro. Alguien que te ve en un autobús, le gustas, te busca por la red, te encuentra, quedáis, tapeáis, etc.
Son cosas de la vida que suceden de esa forma. Bus. MilánBien podría relatarlo cual comedia, cual romance, cual… qué más da,
tal y como se cuente… la realidad siempre supera a la ficción, esa noche me quedó claro.

Si os preguntáis si he vuelto a verlo, la respuesta es no.

Firmado: Anónimo.

¢αyєяση lαs єsтяєllαs sσвяє мí

Tumbado sobre mi cama reflexionaba sobre mi soledad. Cuando de pronto una brisa fresca entró por mi ventana poniéndome la piel de gallina. Y vi de pronto que sobre mi cabeza se precipitaban pequeños objetos que conforme descendían y selloviendo estrellas acercaban a mí más grandes se volvían. ¡Eran estrellas! Estaban lloviendo estrellas, pero no de una forma deliciosa y fina, sino cayendo sobre mi cabeza golpeándome con saña.

Lo único que me pregunté fue: ¿Qué le he hecho al cielo para que caigan estrellas sobre mí?

No hubo respuesta, solo unos buenos chichones en mi frente. Sin embargo, olvidé el reflexionar sobre mi soledad. Dichosas estrellas…

Conexión… conexión…

Hace décadas comprobé lo frágil que era la vida, los giros que podía proporcionar a nuestra fingida estabilidad, y a día de hoy, éste septuagenario opina que la vida nos zarandea cuando creemos que más controlamos la situación, cuando nuestros planes parecen fijados a la piel no están más que sujetos con chinchetas a un frágil mural, temiéndose caer con la suave brisa del cambio.
Unas de las cualidades más importantes es el poder de adaptación al medio del ser humano, nuestra dimensión y realidad cambia en tan solo un parpadeo, por ello, es necesario el hacer lo oportuno para no caer por el fino hilo de la vida.
Muchas son las conversaciones que he mantenido, pocas las que han llegado a un punto interesante, por ello son tan relevantes, por su poca frecuencia. Añoro las largas conversaciones que podía tener con un desconocido al conectar, en la que nunca faltaba tema ni ganas de seguir compartiendo vivencias, experiencias, opiniones, puntos de vista… Echo de menos la conexión de dos almas, la que sentí con mi difunta mujer, o la que he mantenido a lo largo de los años con mi hermano, el cual se distanció hace unos meses por un problema familiar, el cual acepto y respeto.
Ojala volviese a aquellos años en los que la melodía de un piano me transportaba a un mundo idílico y de fantasía, hoy en día imposible dado mi basto (y minúsculo) conocimiento del mundo, ya no puedo soñar, ya no puedo desear, no tengo deseos que quiera cumplir, la vida es azar y la esperanza entorpece nuestra percepción del ritmo autónomo que lleva nuestra existencia, es un tren que no podemos parar por mucho que deseemos que finalice en una parada concreta.
Hace décadas me di cuenta de la soledad que cada ser humano porta, soledad que intentamos menguar y compartir buscando conexión con otros.
Conexión… conexión…

Al Borde Del Adiós

Hoy soy inocente, ahora no fui yo

¿Por qué me das la espalda si yo no he hecho nada?

Dices que es urgente, no puedes esperar

Que todo es diferente y sientes pocas ganas

Vas a cerrar la puerta equivocada

¿Quién robó el amor que te di?

Yo que creía en ti

¿Cuándo perdí? ¿Quién me empujó al borde del adiós?

¿Qué faltó? ¿Qué no di para que me dejes así

Sin corazón ni explicación al borde del adiós?

Juntas tus recuerdos para devolvérmelos

Está claro, no hay acuerdos, ya me abandonaste

Desde un rincón te miro, me desespera no entender

En quién se ha convertido la felicidad de ayer

Vas a cerrar la puerta equivocada

¿Quién robó el amor que te di?

Yo que creía en ti

¿Cuándo perdí? ¿Quién me empujó al borde del adiós?

¿Qué faltó? ¿Qué no di para que me dejes así

Sin corazón ni explicación al borde del adiós?

A un paso de derrumbarme y ahogarme

A punto de no salvarme

¿Quién robó el amor que te di?

Yo que creía en ti

¿Cuándo perdí? ¿Quién me empujó al borde del adiós?

¿Qué faltó? ¿Qué no di para que me dejes así

Sin corazón ni explicación al borde del adiós?

¿qυιєяσ?

Quiero esos besos a medianoche, lo cuales impiden que me convierta en calabaza al dar las campanadas en el reloj,
Gay kissquiero esos abrazos en un concurrido local, entre susurros cómplices que animan mi tristeza haciéndome olvidar la música, la gente y el lugar.

Quiero sentirme especial a través de sus ojos, ser alguien de valor por ser amado por quien saca lo mejor de mí cuando estamos juntos.

¿Quiero o necesito?… A veces olvido la diferencia

ηυєsтяσ ρяιмєя вєsσ

D

isfruté de ese beso, el primero que nos dimos, aquel beso por el que me dejé llevar aquella noche.

 

El momento no podía ser más propicio, la noche invitaba a dos amantes a besarse en aquel lugar prohibido, bajo la luz de la luna con las vistas de toda la ciudad a nuestros pies.

Aún recuerdo lo que pensé cuando me dijiste que para poder disfrutar de las mejores vistas de Granada debía atravesar un agujero en la pared en mitad de la noche, cual Alicia entrando en la madriguera, o bien saltar un enorme muro. Pensé que me tomabas el pelo hasta que vi como la oscuridad te tragaba por aquel pasadizo, y yo te seguí. Me raspé las rodillas pero después no me importó. Atravesamos un camino lleno de maleza de apenas 5 metros hasta alcanzar un peElviraqueño torreón semi-destruido (y cerrado al público).

Me senté en el borde del mirador y contemplé las vistas que me ofrecías, el arco de Elvira desde una posición envidiable, el resto de la ciudad a mis pies y el blanco albaicín a un lado cual grada observando el espectáculo que éramos tú y yo. Aquella noche te di nuestro primer beso, y aún siento tu sabor y tacto en mis labios. Me abrazaste con fuerza y perdí la noción del tiempo. Tuve que separarme de ti en un par de ocasiones porque la pasión nos podía conducir demasiado lejos, pasión que me arrastró a descubrir la suavidad de sus sábanas durante el alba.


Con aquel beso me enamoré de ti.

Con aquellas vistas deseé estar a tu lado.

Con aquella noche supe que te seguiría donde quiera que me llevaras.

Desde ese momento me has mostrado mil y un lugares de eterna belleza envueltos en momentos dulces y memorables, pero esa es otra historia…

sι ρяσмєтσ ησ νσlνєя

Si prometo no volver ya no habrá calor, sudor, ni piel.

Ni ropa ni trastos por doquier.

Polvo acumulado, ni conmigo Shanelle.

 

Si prometo no volver no habrá cargas al móvil, ni llamadas ni preocupaciones para quién.

Vended mi guitarra, uso no le doy. Guardad mis Blu-ray. Quemad mis apuntes y los regalos de mi dormitorio, donad mi ropa y lo demás… lo dejo a vuestro criterio, eso sí…. Si prometo no volver.

 

Si prometo no volver no habrá más tardes vacías esperando algo que no llega, no habrá cuartos, ni medias, ni horas enteras que observen mi mirada perdida. No habrá más contención de lágrimas sobre la almohada (o en cualquier otro lugar).

No habrá suspiros lanzados al aire expulsando el dolor de mi interior.

No habrá música, no habrá gritos, no habrá tatareos ni composición, no habrá entradas de este blog si prometo no volver.

 

No habrá otoño ni un año más en mi haber, no habrá futuro, ni clases, ni cursos ni nada que ver.

No habrá melancolía, no habrá recuerdos, no habrá preguntas sin resolver.

No habrá sentimiento de culpa por no haber tenido antes valor y aferrarme a algo muerto que muerto me ha dejado el corazón.

 

Si prometo no volver no habrá gente nueva, no habrá tapas, no habrá sonrisas, ni confidencias ni decepción al no haber una segunda cita, no habrá gomina, ni colonia, ni mi cepillo de dientes ni mi delgadez, pues si prometo no volver… si prometo no volver….si prometo no volver

Puertas ocultas

Hace calor, por eso dejo entornada la puerta, para que haga corriente.

Y la escucho crujir por el leve viento, pero no me atrevo abrirla por lo que pueda entrar… pero lo hago, me pongo a prueba, intento abrir la puerta de par en par para hacer frente a lo que hay tras ella y que la corriente de aire refresque mi habitación, pero me duele, me enfrento y me duele.

Mi cuerpo se tensa y obligo a mi mente a bloquear aquello que entra con brío en mi habitación. Acabo sangrando y volviendo a entornar la puerta.

Hay momentos en que me olvido de que no está cerrada… pero está ahí.

Y solo deseo que un día de éstos, al abrirla para demostrarme a mí mismo que ya no habrá nada que me hiera, se haga realidad ese deseo.

 

Alivia mi habitación con aire fresco. Huelo aire enmohecido que no consigo disolver.

 puerta entreabierta

P.D. hablo de una puerta oculta.

Últimamente…

Últimamente me ocurre algo con frecuencia: Los recuerdos y ciertos pensamientos se me atrancan en el corazón e instintivamente los saco con un profundo suspiro, así, imagino como el dolor que se ha pegado a estos recuerdos y pensamientos escapan al aire… y se pierden en la inmensidad del espacio sin que puedan regresar a mí.  De esta forma, estos recuerdos solo me hacen daño una vez… Antes de que los expulse de mí. Si se pronto escucháis un profundo suspiro… Es la limpieza de dolor que estoy haciendo a mi alma

Nunca, nunca (siempre lo supe)

NUNCA me tomaste en serio. ¿Alguna vez me quisiste?

Siempre fui el comodín.  No era de extrañar que algún día conocieras a alguien que te tocara un poco más que yo los sentimientos ya que NUNCA has dejado de buscar a ese alguien.

NUNCA  tomaste en serio nuestra relación, y aunque en mi interior tenía dudas de que funcionara, la venda del amor me impedía ver la falsedad de la relación.

Siempre te fui fiel, ibas por delante en cualquier aspecto, giré la cara una y mil veces hacia la tentación poniéndote a ti por delante, yo siempre te elegí,  iba a dejar mi mundo por ti. Tu infidelidad superé (aún no sé cómo aunque sí el por qué) e incluso te he puesto muy fácil el adiós tras dejarme un dolor que joder… macho  ¡Cómo duele!

NUNCA  fuiste para mí, la relación NUNCA fue como yo pensé que iba ya que tus mentiras ocultaban una simple verdad:

NUNCA me quisiste de verdad. No eras para mí (y yo siempre lo supe)

Matrimonio gay

Y sin embargo se fue al baño y empapó toda su cara, el agua resbalaba cuello abajo sin que prenda alguna de ropa pudiera evitarlo. El calor abrasador impedía su concentración. Tenía que volver a contar los lunares que su novio tenía en el cuerpo.

Así que al regresar a la habitación se tumbó en el suelo junto a él y comenzó en voz alta el conteo mientras iba acariciando su espalda.

-Ni siquiera en el suelo encuentro alivio a esta ola de calor. Y no es que ayude demasiado que estés acariciando mi espalda bajando hasta mi cintura.

-Si llego a 100 lunares… ¿habrá premio?

El novio se giró, se alzó y lo besó sonriéndole.

-Ya tengo el premio. Dejo de contar. –y se tumbó junto a él cogido de su mano.

Hacía calor, bastante, pero ni aun así podía evitar agarrarlo de la mano, era una forma de sentirse muy unido a él.

En busca de ayuda (VI)

AnhelaS se encontraba en un mundo desconocido para ella, con unos ropajes extraños, las personas de aquel mundo se movían con rapidez. Las edificaciones eran muy diferentes a las de su tierra. Aquello era la Extinción, había ido a parar a un universo paralelo del que no podía escapar.

—Así que tú también estás aquí. —escuchó una voz a sus espaldas. Se giró y comprobó como un muchacho rubio con ropajes extraños la miraba con detenimiento.

—Yo también pertenezco a la Tierra Conocida, te estaba esperando. Con tu ayuda, podremos volver a nuestro hogar.

—¿Dónde estamos?

—Esto se llama la Tierra, bienvenida al año 2015…

En busca de ayuda (V)

Mientras comenzó un enfrentamiento de magia entre AnhelaS y Scortan, Agalor intentó huir con magia quebradiza, quebrando el espacio y tiempo como método de teletransporte, esa era una magia poderosa pues si no se utilizaba con confianza y potencia, podría quedar encerrado en el plano paralelo que abría para moverse. Enrith usaba magia curativa para reponer a su amada AnhelaS de los ataques que recibía por parte del cruel Scortan. Mientras VexUss intentaba que Agalor no se escapase.

 

En aquel momento, cuando lo creía casi perdido, Rolf, Bastian y Lidiana se interpusieron en su camino evitando su escapada. Usaron un círculo de poder para encerrarlo dentro y poder controlar su magia oscura para purificarla. La victoria estaba al alcance de las manos cuando T-lux y L-tux llegaron para ayudar a AnhelaS en su lucha vengativa. Destruyeron a Scortan convirtiéndolo en una estatua de sal con una carta mágica cuando se estaba defendiendo de un ataque de los gemelos duales.

Pero Agalor al contemplar que su hijo, Scortan había sido convertido en estatua, su magia negra cobró fuerza y liberándose del círculo mágico enfocó toda su rabia e ira hacia AnhelaS en forma de Extinción. De esa forma, AnhelaS desapareció de la faz de la Tierra Conocida.

En busca de ayuda (IV)

Por otra parte, VexxUss, un exótico mago del que AnhelaS estaba completamente enamorada, creó una enorme columna de fuego que transportó tanto a la maga como al pequeño Enrith, portador de un gran poder según una antigua profecía. Así pudieron alcanzar la cima del palacio, topándose con unos soldados de guardia. Fue rápido como AnhelaS, a través de unas cartas mágicas lanzadas al aire, condenó a los soldados amordazándolos y lanzándolos al foso desde una altura enorme.

 

El tercer grupo de aliados en pos de justicia se encontraba cavando bajo tierra para entrar desde las propias entrañas del Palacio. T-lux y L-tux eran un par de gemelos duales que con magia destructora podían arrojar puentes por los aires o hacer explotar la tierra, habían optado por ser discretos, con lo cual su dualidad karmica era la predominante. Dependiendo de cuál dualidad era las que los poseía cambiaban de color. Entre los dos hermanos formaban un pequeño ejército de 4 seres, dos en cada cuerpo.

Una vez en el jardín del palacio encontraron a Bastia, Rolf y a Lidiana corriendo escaleras arriba cerca de la balaustrada. Se unieron a ellos y comenzaron a buscar al maldito brujo de aquel palacio oscuro.

 

VexUss, usó su larga Malena plateada para lanzar llamas de búsqueda en todas direcciones, de esa forma encontrarían al brujo. Una vez localizado, AnhelaS no perdió tiempo en ir tras él. Destrozó la puerta con una carta bomba y entró en ella oculta tras el polvo del destrozo. Pero no encontró al brujo solo, Scortan se encontraba con él, era hora de la venganza.

En busca de ayuda (III)

Meses trascurrieron hasta que AnhelaS y sus amigos llegaron a las cercanías del Palacio Maldito, donde residía Agalor, uno de los 13 Magos Negros, llamados también Hoddos. Agalor era el soberano de Juüi, la pequeña aldea que trabajaba para que sus designios fueran cumplidos bajo pena de extinción, en el reino de la tierra conocida no existía la muerte como sí, sino un poderoso hechizo llamado extinción que te hacía desaparecer de la faz condenándote a una maldición de dolor eterno en algún lugar de un universo paralelo.

Scortan, el bravo guerrero, era el general de la guardia de Agalor. Y AnhelaS anhelaba venganza por el último enfrentamiento en el que casi perdió la vida.

 

Bastian, un rudo corsario de las aguas heladas del sur de la tierra conocida, era el mayor interprete y los hechizos de runa, así que creó una entorno al palacio para evitar huida alguna del ejercito del Norte y posibles devastaciones en el pequeño pueblo de Juüi.

El  ataque sorpresa jugaba a su favor, por lo cual dividieron el equipo en 4 para atacar el palacio desde distinto francos.

 

Rolf, un licántropo experto en magia verde, se sirvió del moho para explotar una de las paredes que daban a una pequeña habitación, no tardó en descubrir que se trataban de celdas, y en ellas encontró encadenados a millones de Yingos, diminutos seres que aportaban gran cantidad de energía mágica. Lidiana, una joven que controlaba las sombras, fue capaz de cubrir aquella luz y energía mágica en oscuridad para hacer explotar las cadenas que los mantenían prisioneros. Bastian, el ciego maldito, al abrir sus ojos convirtió en polvo a los guardianes de las celdas que se habían percatado de las acciones de los brujos. Rolf, Bastian y Lidiana corrieron hacia el interior del palacio en busca de los aposentos de Agalor una vez liberados todos los Yingos, quienes le ofrecieron, como agradecimiento, energía mágica para poder utilizarla de reserva.

En busca de ayuda (II)

La bruja del mar seguía oculta en su cueva, desterrada por la fauna de las aguas turbulentas por el mal uso de su magia, sin embargo, ella mejor que nadie, sabía que ganándose de nuevo el respeto de sus vecinos podría regresar a la sociedad acuática resarcida. Así que no opuso resistencia a ayudar a AnhelaS cuando le relató la situación de la superficie. No demoró demasiado en reunir a unos cuantos magos de Poniente que le debían favores por hechizos pasados. Así pues, AnhelaS junto a Bastian, Rolf y VexUss, partió de nuevo para hacer frente a la oscura amenaza que se cernía en su hogar. Quizás, con ella en primera línea para enfrentarse a la magia oscura de los Hoddos, despertaría la empatía de magos poderosos que se unieran en su lucha, en la lucha de todos.

 

Ocurrió en un momento crítico, una lágrima de Smirk curó las heridas de la maltrecha maga tras una corta batalla contra el pequeño ejército del Norte, liderado por Scortan, un bravo guerrero, sabio mago de magia oscura y casi inmortal gracias a un pacto de magia prohibida. VexUss obtuvo aquella lágrima haciendo un trato con un pequeño mago de la zona, un niño nacido de una prolífera profecía que auguraba su reinado sobre todos los magos del mundo conocido, Enrith. Apenas contaba con 9 años cuando se enamoró de AnhelaS y juró protegerla uniéndose a su lucha. Aunque pocos eran los que veían utilidad en aquel chico aparte de las provisiones de magia curativa en su arsenal, pronto descubrirían que la derrota o la victoria dependería de la magia de aquel pequeño niño.

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