Maleta de sueños

“En mi maleta llena de sueños no cogían los miedos ni la tristeza, estaba tan henchida de esperanzas y anhelos que era imposible que entrase algo más en ella. Mis buenos deseos los ubiqué al fondo, mi corazón latiendo de emoción se encontraba en un bolsillo lateral y la ilusión de compartir viaje y unos días con la persona que amaba llenaba todos los espacios vacíos. Sin embargo, pese a estar tan cargada, pesaba muy poco, casi levitaba, como yo si no colocaba piedras alrededor de mis tobillos. Pero una llamada telefónica provocó una grieta en mi maleta, por ella escapó la ilusión a una velocidad inusitada, y ese espació lo ocupó la frustración, que a codazos le hizo un hueco a la tristeza donde antes se encontraba mi creciente corazón. Las maletas no son indestructibles y las emociones y sentimientos son demasiado volubles y sensibles para quedar empacados al vacío en una maleta que puede romperse.”

Nunca, nunca (siempre lo supe)

NUNCA me tomaste en serio. ¿Alguna vez me quisiste?

Siempre fui el comodín.  No era de extrañar que algún día conocieras a alguien que te tocara un poco más que yo los sentimientos ya que NUNCA has dejado de buscar a ese alguien.

NUNCA  tomaste en serio nuestra relación, y aunque en mi interior tenía dudas de que funcionara, la venda del amor me impedía ver la falsedad de la relación.

Siempre te fui fiel, ibas por delante en cualquier aspecto, giré la cara una y mil veces hacia la tentación poniéndote a ti por delante, yo siempre te elegí,  iba a dejar mi mundo por ti. Tu infidelidad superé (aún no sé cómo aunque sí el por qué) e incluso te he puesto muy fácil el adiós tras dejarme un dolor que joder… macho  ¡Cómo duele!

NUNCA  fuiste para mí, la relación NUNCA fue como yo pensé que iba ya que tus mentiras ocultaban una simple verdad:

NUNCA me quisiste de verdad. No eras para mí (y yo siempre lo supe)

αƒσятυηα∂αмєηтє… lσ ιηєνιтαвlє

 

E

s inevitable, lo intento y lo intento pero sé que es inevitable. Las notas rasgadas de ésta guitarra que suena ahora mismo me recuerda la tristeza de ello.

Quizás soy yo, quizás es el momento que me hace sentir lo que siento.

Tal vez pienso demasiado y ese es mi gran problema, pienso igual que siento… mucho, y no consigo dejarme llevar.

Gracias, junto a ti he madurado y he comprendido el verdadero motivo de las relaciones, a través de ti he descubierto lo que realmente quiero tener en mi vida, a quién tener en ella. Un error fue el intentarlo tanto, me conformé con lo que me dabas, me quisiste mucho, pero me quisiste como tú me querías, como eras capaz de hacerlo, no como yo quería y necesitaba que lo hicieras. ¿Suena egoísta? No, para nada. No es culpa de egos, es incompatibilidad, siempre hemos sido muy diferentes y nos apoyábamos en el dicho de que lo opuesto se atrae y por supuesto que nos hemos atraído, pero ha habido tanto roce y fricción que yo me he acabado quemando. ¿Sabes lo que ocurre cuando tocas el frío fondo con los dedos de los pies? Que alzas la vista en busca de una mano que te eleve, y tú no pudiste darme esa mano, la distancia (real) fue demasiada como para alcánzame y entonces llega el momento en el que pienso en mí y en la forma de recomponer las piezas salteadas de mi puzle defectuoso llamado vida y descubro lo inevitable, que no tengo fuerzas para seguir manteniendo unido nuestro amor, debo enfocar todas mis energías en arreglarme a mí mismo. Todo tiene un momento, y yo he concedido mucho, mucho a lo nuestro.

Te echaré de menos, y lloraré mares, y me arrepentiré hasta la extenuación, pero no habrá segundas oportunidades, ni por ti ni por mí, ambos sabemos que eso es así y aunque la vida de muchas vueltas, yo cierro mis puertas bien cerradas para abrir nuevos capítulos de ella.

No puedes hacer nada, no hay nada que hacer porque no ha sido “nada” ni “algo” lo que ha provocado lo inevitable, solo tú y yo, el ser lo que somos.

Nuestra canción se acabó, ya veo los créditos finales de nuestra relación asomando por la pantalla de nuestra vida.

Afortunadamente tuve valor para apostar por lo inevitable.

Lα нιsтσяια ∂єl нσмвяє sιη вσ¢α

E

    rase una vez que nunca existió en la mente de un corazón vacío y barrido por la desolación, donde brotó la más bella de todas las historias. Todos los relatos son hermosos si nos paramos a pensarlo, pues la belleza es tan subjetiva que depende de los oídos de quienes las escuchen, no de los labios de quienes las cuenten.

Y como un gran cuentacuentos que soy, o al menos así me tiene considerado la humanidad eones y eones atrás, me atreveré a contaros esta magnífica epopeya que nunca sucedió más allá de los límites de la realidad, pero si te atreves a dejarte llevar y abandonar el mundo que conoces, puede que consigas quedar prendando por mis palabras. Eso sí, lleva contigo una maleta llena de dolor, desolación y el corazón roto, quizás encuentres la cura para eso o una maleta igual a la tuya… nunca se sabe cómo puede influir en ti una historia de este tipo.

Lα нιsтσяια ∂єl нσмвяє sιη вσ¢α

1

Para serles franco, tenía un pequeño agujero debajo de su nariz, simulando lo que muchos conocemos como “bocazas”, “bocachancla” o simplemente “boquita de pitiminí”.

Aloa, el hombre sin boca nació, como casi todos nosotros, de las entrañas de su progenitora, pero al ver la luz del nuevo mundo no emitió sonido alguno. Los profesionales que estaban a cargo de que el parto se realizara con total normalidad descubrieron que, si de algo carecía nuestro protagonista, era precisamente de eso, de normalidad. Bueno, de normalidad y de boca, por ello el bebé no lloró al rasgarse sus pulmones a la vida.

La única medida que pudieron adoptar fue abrir un pequeño agujero debajo de la nariz, más o menos a la altura en la que debería encontrarse una boca con labios, dientes y lengua.

La madre de Aloa, Elosa, decidió ocultar al niño de la burla del cruel mundo propiciándole una máscara muy sofisticada. Ayudada por su hermano Tomas, el tío de Aloa, fabricaron una máscara que se mimetizaba casi perfectamente con el rostro del muchacho. La máscara llevaba oculta unos electrodos que se comunicaban con el cerebro del niño, haciendo que los labios construidos se moviesen a merced de los deseos de Aloa. Si el chico quería gritar, su cerebro enviaba ondas a la maquinaria de la máscara y ésta se movía abriendo esos artificiales labios para provocar el sonido deseado. Dejemos claro que Aloa tenía voz, no tenía boca, pero sí una hermosa voz.

De hecho, tenía una voz tan magistral, que su madre rogaba día sí y día también que cantase para ella, pero para Aloa era mucho más fácil tararear o emitir la melodía sin palabras, ya que así no tenía que forzar la maquinaria de su máscara para producir palabras.

-¿Dónde está papa? –preguntó una tarde a la edad de seis años mientras dibujaba caras sonrientes en el vaho del gran ventanal que coronaba el salón en el que vivían.

-Papa tuvo que marcharse cuando yo

2quedé embarazada.

-¿Por qué?

-Echó a volar y surcó los cielos en pos de aventuras.

-¿Por qué no se quedó contigo, con nosotros, para cuidarnos?

-Mi dulce niño, papa se convirtió en ángel, un día le brotaron unas magníficas alas blancas que era incapaz de ocultar. ¿Sabes lo que hace la gente con las personas… “diferentes”?

-¿Qué? –preguntó intrigado Aloa, ya que él se consideraba el más diferente de todas las personas.

-Apagan la llama de su diferencia, convirtiéndoles en seres normales.

-Y papa no quería eso.

-No quería que le hicieran daño y mucho menos a nosotros dos, a ti y a mí.

-Pero yo también soy raro. ¿La gente querrá apagar también mi llama?

-No si logramos engañarlos.

-Pero mentir está mal.

-No cuando se trata de mantener tu llama viva, cariño. Gracias a la máscara que llevas día y noche, invento que construimos tu tío Tomas y yo, podrás hacer una vida normal sin que la gente descubra que en realidad eres mucho mejor que ellos, eres especial.

-¿Cómo voy a ser mejor que ellos si no tengo boca y ellos sí?

-Tú solo dices lo que quieres decir, y debes pensar lo que quieres emitir, incluso, a veces, no hace falta hablar, te puedes comunicar de otra forma ¿cierto?

-Puede ser…

-En cambio, el resto de la gente solo habla, y habla, y habla y no tiene nada que decir, sus palabras, al contrario que las tuyas, están vacías. Solo usan su voz para matar el silencio, pero tú cuidas ese silencio, lo conviertes en tuyo y solo lo perturbas cuando crees que es necesario.

-Te quiero mama. – corrió feliz a las faldas de Elosa, que la consideraba su gran guía en esta vida que se veía tan compleja para él.

Elosa soltó una lágrima imperceptible. Su corazón estaba roto, pero no podía permitir que se rompiese también el de Aloa.

Aloa creció como cualquier otro niño, si consideramos el desarrollo de otros niños como personas que se cultivan leyendo cientos y un libros y eran amigos del silencio, solo roto si tenía algo importante que decir, lo cual meditaba bastante, ya que le parecía complicado la utilización de su máscara.

3

 

Fue al colegio como debía ser y se convirtió en una de las experiencias más enriquecedoras de su vida, descubrió el poder de la supresión, el dolor del llanto continuo, la envidia insensible y la malicia del ser humano. Aunque llegaba a casa llorando, en cuanto su madre lo abrazaba y le pedía que cantase, ese mal de su corazón se borraba. Era un muchacho excluido por una “deformidad” un tanto extraña. La máscara no había crecido como lo había hecho el rostro del niño, y la pieza le quedaba pequeña dejando en evidencia que algo no era “normal” en su rostro.

Tomas regresó para visitar a su hermana y a su sobrino y volver a crear una máscara acorde a las medidas de un niño de 12 años, esta vez les quedó perfecta, se mimetizaba hasta tal extremo que era complicado diferenciar los límites de la fantasía y de la realidad, pero cuanto más pasaba el tiempo, más difícil se le hacía a Aloa unir sus pensamientos a la máscara para emitir sonidos, cada día le era más complicado hablar. Con lo cual su voz solo sonaba, la mayor parte de tiempo, en tarareo de melodías que su madre le había enseñado tiempo atrás.

Elosa tuvo una magnífica idea, al ver la espectacularidad con la que su hijo se expresaba a través de melodías, le regaló un violín, un instrumento de cuerda que no necesitaba para nada el uso de la voz ni de la boca. Y año tras año Aloa fue perfeccionando el arte de comunicarse a través de la música del violín sin necesidad de mentar palabra.

Era un chico muy estudioso, pues pasaba la vida leyendo, actividad que le permitía acomodarse en el silencio de sus pensamientos sin ser mencionados o malgastados en el aire, y llegó con facilidad a labrarse un futuro prometedor en el campo de la historia, era capaz de contarte una gran guerra en apenas 10 minutos con su violín y llegabas a entenderlo tan bien que dudabas si alguna vez se necesitarían palabras para volver a contarla.

Pero llegó el amor, la primavera de los 19 años lo llevó a la desesperación de un corazón roto. Todo fue pura casualidad, azar, como suelen ocurrir estas cosas.

Compañera de clase que le sonríe. Él siente fuego en su cara y en su corazón, y enseguida le pone nombre a ese sentimiento con las palabras que llevaba leyendo años.

5

 

-Hola ¿qué tal? Soy Sol, te he visto en clase y me pareces  una persona… diferente.

Aloa solo bajó la mirada, la dificultad para producir palabra era extrema en ese punto de su vida.

-Mmm ¿podrías decirme algo? –ella le levantó la mirada alzando su barbilla con los dedos.

En ese momento Aloa le habló, le habló de la única forma que le resultaba más comoda, con su violín.

La muchacha pareció divertirse ante tal originalidad.

Para lo que todo el mundo llamaba “raro” ella lo llamaba “divertido”.

La relación con Sol fue prosperando ya que incluso le componía canciones y le regalaba las partituras para que supiera entender “su lenguaje”.

Un día la llevó a casa y Elosa le relató las peculiaridades de la familia. Su amado esposo se había convertido en un ángel, y para mantenerlos a salvo, huyó volando cuando ella quedó embarazada. Su hijo había nacido con el don del silencio y de la voz pero sin boca, con lo cual, para evitar burlas de la gente, habían construido una maquinaria que conectaba su cerebro a su voz para emitir sonidos que pensaba, todo ello oculto tras una máscara para que pudiese hablar, pero no sabían por qué, cada día le era más complicado al joven muchacho utilizar ese artefacto, y prefería hablar a través de su violín, hecho que a Sol fascinó.

Todas las tardes, Sol y Elosa pasaban el tiempo juntas contemplando los recitales que Aloa les dedicaba a ellas, a veces eran melodías que él componía y otras, en cambio, eran conversaciones que le intrigaban, y era divertido que él preguntara con el violín y las mujeres contestaran a viva voz o incluso improvisaran alguna melodía para esas palabras.

Pero nada permanece, todo fluye y nada queda.

Un buen día, Sol dejó de aparecer por clase y de visitarlo a casa.

Aloa no sabía dónde buscarla, le costaba la vida preguntar a compañeros de clase por su dirección, y tras muchos intentos pudo comunicarse a través de su máscara. Máscara resquebrajada y casi suelta, su función era finita y estaba a punto de terminar.

Se dirigió junto a su madre en pos de la muchacha.

Cuando encontró a Sol se hallaba en brazos de otro hombre, de un hombre que podía decirle cosas bonitas sin necesidad de un violín o una partitura de por medio.

Los ojos del muchacho se preguntaron el por qué cuando la pillaron infraganti. Ella solo respondió que no podía enamorarse de alguien que no pudiera besarla, ni decirle cosas bonitas. Necesitaba una voz a la que amar, y la voz de un violín, aunque divertida, era solo un instrumento. Nunca vio al chico tras el instrumento, solo… el pasatiempo de alguien “original”.

Aloa comenzó a llorar con tanta fuerza que la máscara se le terminó rompiendo y cayó al suelo dejando al descubierto su rostro completo. Ese rostro deforme que siempre había intentado ocultar, sin percatarse que la máscara no lo hacía pasar desapercibido ni mucho menos. Sol se sorprendió al ver la cara de Aloa y tapó su boca para ahogar un chillido.

El muchacho se llevó las manos temblorosas a la cara y comprobó que tenía una preciosa boca, unos labios rojos y gruesos, unos dientes blancos y perfectos, y una lengua que podía moverse en cientos de direcciones.

Tanto Aloa como Elosa se dieron cuenta de por qué le costaba tanto al chico comunicarse a través de la máscara: porque ya no la necesitaba, solo era un impedimento, su cuerpo había creado de lo que careció al nacer.

Madre e hijo se abrazaron llorando de felicidad, pero acto seguido, Sol se acercó al joven y hermoso muchacho rogando su perdón, más ya era tarde… él le había regalado su música y sus silencios, ella sin embargo, solo deseaba una boca que le dijese cosas bonitas.

-¿Qué puede ser más bonita que una música que sale del corazón? –fueron las últimas palabras de Aloa antes de marcharse con su madre.

Sol quedó desolad

a, arrepentida por su comportamiento y avergonzada, arrodillada en el suelo regó la tierra estéril que la sostenía.

4

Pasaron muchos años, más de lo que sois capaces de contar, y el hombre sin boca quedó en el olvido, solo su música perduró hasta nuestros días, ese fue su legado. Nunca volvió a decir palabra alguna, pues con su violín se comunicó todo lo que necesitó, arropándose en el silencio cuando lo deseaba.

Así que si caminas por la calle y de repente escuchas una música que te hace sentir algo especial… sin lugar a dudas es el hombre sin boca que te está hablando a través de su melodía.

мє sσяρяєη∂ιó єl α∂ιós

M

e sorprendió el adiós sin darme cuenta, de improviso.

 Veréis, estaba sentado en la mesa frente a un humeante plato de lentejas, desbordado por los filos; mi padre siempre cocina para un ejército aunque en casa no llegamos ni a media docena. Miraba el plato, él me miraba a mí. Yo no le caía bien y él a mi estómago tampoco, no tenía apetito, era todo cuanto debéis saber acerca de ese plato y yo.

Paseaba la cuchara de acá para allá, sumergiéndola de vez en cuando en las fogosas aguas del caldo cuando lo sentí, fue como un pellizco, de hecho me volví para ver si era un pellizco propiciado por algún miembro de mi familia, quizás para llamarme a la comida, pero no había nadie.

Y ya está, eso fue todo, ese pellizco fue el principio del fin, el principio de su marcha, el amor me dijo adiós sin darme cuenta.

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Sentí pesadez en mi corazón, en mi pecho, a pesar del enorme hueco que había acabado de 

dejar mi desamor. Me preocupé porque el pellizco se convirtió en un agujero negro, parecía un “mal de amores” en vez de “un adiós del amor”. Supongo que se siente algo similar, da igual si te dejan porque el otro deja de sentir amor o eres tú el que deja de amar, mejor dicho, el amor te dice adiós y ya no albergas amor en tu corazón por esa persona. Y todos sabemos que es imposible forzar su vuelta, pues no funciona.

Así fue, me pilló comiendo lentejas (vale, no comía), me sorprendió el adiós del amor.

 

Ahora tocaba la parte más difícil, decirle a esa persona que ya no sentía amor por ella.

νιsтσ ∂єs∂є αвαנσ

Salió a la calle con deseo de comérsela; u orinar en las esquinas; tirando fuertemente de la correa que sostenía su apesadumbrada dueña. Aquello olía delicioso, y aquello otro también. Le fascinaba lo que percibía al atravesar las gruesas puertas de la casa. Muchos bichos que oler, muchas hectáreas que correr, olores nuevos y conocidos. Qué maravillosa era la vida, aquel sol calentaba su cuerpito y le otorgaba vitalidad para danzar al vaivén de los coletazos de su cola. Pero le estaba costando, más que de costumbre, poder avanzar, al parecer hoy su dueña se sentía floja, o cansada, podría ser. 

No habría debido dormir demasiado, porque se había levantado varias veces en la noche para beber agua de su bebedero y había contemplado la luz encendida del dormitorio de la chica. Una de esas veces había entrado en la habitación olisqueando los restos de comida que estaban en el suelo, aquello era néctar, con un poco de suerte podría encontrar una miga lo suficientemente grande como para lamerla, hacía un bien común, funcionaba de aspiradora para el suelo de su dueña. La oyó llamarlo y agitó lentamente la cola mientras se acercaba a la cama, esperó pacientemente a que unas enormes manos lo cogieran y lo subieran arriba, la cama era demasiado alta y estaba cansado como para tener que intentar saltar sobre ella varias veces, solía esperar a que lo alzaran cada vez con más frecuencia, y siempre lo subían sin tener que molestarse demasiado. Ellos eran muy grandes, él tan pequeño… no suponía esfuerzo sostenerlo en brazos.

Olisqueó el regazo de la muchacha en busca de más migas, interrumpió su ardua tarea cuando la muchacha lo cogió en brazos y lo alzó a la altura de los ojos.

Qué raro le pareció aquello ¿qué le pasaba a sus ojos? ¿Antes eran así? No los recordaba como tal, no de esa forma, olía raro, como a mar, a sal, sintió deseos de lamerla, y lo hubiera hecho si no lo hubiera apartado de su rostro a tiempo. Le dijo algo, sí, muchas veces lo hacía toda la familia, movían ese agujero de su cara y emitían sonidos que no eran ladridos, cualquiera entendería qué pretendían decirle al pobre yorkshite, pero su voz no sonaba como siempre, sonaba… no sabría decirlo, pero percibía que algo no iba bien. Se dispuso a hacer algo que siempre lo animaba a él cuando las cosas no iban bien, empezó a correr sobre sus piernas y a mover la cola, quizás jugar con él le haría sentir mejor, al menos, era lo que a él le funcionaba, pero no duró demasiado, lo bajó con prontitud, y regresó a su canasto, se durmió contemplando la luz de la habitación.

Sí, quizás fuese eso, estaba cansada, dejó de tirar, al menos durante un rato, lo que tardara en orinar sobre un montón de hojas, su lugar favorito, era bonito, limpio, olía bien, sólo olía a él.

¡Un palo! Corrió hacía él pensando en jugar como habían hecho tantas y tantas veces, pero la correa cortó estrepitosamente su carrera, chilló, fue corto, no de dolor, sino de miedo, no se esperaba aquello. Se giró enseguida para ver a su dueña y pedir disculpas por algo que había hecho mal aunque no entendió el qué.

Estaba en el suelo ¡yuju! Podía subirse a su regazo y jugar con ella en mitad de la calle, corrió hacia ella. Pero ¿y sus manos? ¿Dónde estaban las manos que lo acariciaban? Se tapaba con ellas los ojos, hoy los tenía igual que ayer, raros, diferentes, no parecía su cara de siempre, la reconocía por su inconfundible olor, aquel que emanaba su suave y morena piel pero no parecía ella aunque oliese como tal.

¿Por qué se tapaba los ojos? ¿Por qué? ¿Sería un juego? Saltó y lamió las palmas para avanzar en el juego, pero ella no se movió. Se quedó quieto, ella no estaba bien, era muy rara su forma de actuar. Ladró con fuerza, llamándola. No sabía hacerlo de otra forma, era el ladrido especial de “¡Eih, Sonia, estoy aquí”.

Tras unos instantes retiró los dedos de los ojos enrojecidos y soltó una risita entre su llanto, a Sonia le hacía gracia la forma en la que Georgo la estaba mirando, lo cogió y lo apretó contra su cara, después lo abrazó contra su pecho, aquello la reconfortaba y la hacía sentir mejor.

-Gracias, enano, ains, si pudieras entenderme… pero sólo eres un perro, un perrito muy mono.

Se puso en pie y lo incitó a la marcha.

Sí, soy SOLO un perro pero es que los humanos son demasiado complicados, con lo fácil que es jugar con un palo. ¡Un palo!”.

Y corrió para jugar con Sonia, aquello la haría sentir mejor, con él funcionaba cuando las cosas no iban bien ¿por qué no podría funcionar con ella también?

2013-08-30 10.32.18

Reloj roto

Se sentía como un reloj de cuco que se había caído al suelo. Funcionaba perfectamente marcando la hora con completa exactitud, pero si se zarandeaba, en su interior se escuchaban piezas sueltas golpeando las paredes de la estructura. Realizaba su labor, marcar la hora, pero por dentro algo estaba roto
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. Así se sintió él.

єѕтυρι∂α

No seas estúpida, acalla los silencios rememorando los gritos de dolor provocados por su ausencia, sin él.

Sin él te sentías desvalida, desnuda, y él te cubría de amor diciéndote mil y una vez al día que te amaría, que siempre te querría…  palabras, estúpida, sólo fueron palabras.

¿Alguna vez acaricio tu alma de otra forma que no fuera por su voz?

Para siempre” es una palabra traicionera, siempre se puede decir “para siempre” y por ello, no tiene que ser “para siempre”, nunca es “para siempre”, ni siquiera la agonía de tu alma rasgándose cada vez que te gritaba que te amaría cuando dos horas antes… no era tu cuerpo el que había cubierto de amor, de besos y de pasión, y al cual, sin duda, también le habrá susurrado “para siempre”.

¡Estúpida! Deja de adorar al demonio de tu sufrimiento, ten valor de dar la cara a la vida y hazle frente, aquí estoy yo ¿no ves mi mano? ¿Tan ciega te tiene? ¿Hasta dónde puede llegar la ceguera del amor cuando no hace más que dañarte? Se te va la vida detrás de quien te la pisó… estúpida, te quiero. Reacciona, joder. Que estoy cansado de llorarte noche de luna llena y noches sin luna sabiendo que tu lloras por él.

No funcionó, mejor así, lejos de ti no podrá dañarte.

Estúpida, ahora sé que nunca dejarás de amarle, así es el puto amor.

 

ѕé qυє ℓα νι∂α ѕє σℓνι∂ó ∂є мí

Sé que la vida se olvidó de mí

En esa tarde de ese invierno gris

Callad las bocas que no dejan de hablar

Que si fui yo o fue él, o el destino…sin más

.

Breve pero intenso

Como los copos de nieve al caer

Se derritieron pronto

Como una lágrima sobre mi piel

.

Me miro al espejo

Y no hayo reproche alguno

Solo la punzada de la nostalgia

De cuando tú y yo éramos uno

.

Ahora es primavera

Y el tiempo pasa muy deprisa

El sol volvió a salir

Sin pedirme permiso a mí

Y sonrió por la ventana

Mientras veo en la mañana

A nuestro hijo jugar con lo que fue

Nieve en el ayer

Y hoy solo agua

Que debo dejar correr

.

Sé que la vida se olvidó de mí

En esa tarde de ese invierno gris

Donde dejé marcada la hora

En la que mi corazón paró

Y no volví a recuperar la marcha

De ese amor que se perdió

.

Sé que la vida se olvidó de mí

Y en esta carta te lo he de sentir

Aunque…

De qué me sirve escribirte

Si tu alma juega al escondite

Entre las lapidas de aquel lugar

Donde perdiste la vida

Por culpa de la nieve

Por culpa de mi marcha

Por culpa del adiós

No te despediste…

Por piedad

Hazlo, necesito tu adiós

Para perdonar a mi corazón

.

Sé que la vida se olvidó de mí

El invierno que no volví a saber de ti


єηαмσяα∂σ ∂єℓ νιєηтσ

No sé cuando me di cuenta de este sentimiento, quizás antes de lo que me temo a reconocer, pero lo cierto es que es tan puro y grande que ya no puedo contenerlo. Y aquí estoy, frente a mi escritorio, mojando mi pluma en tinta para dejar permanente este sentir en la hoja de papel que después entregaré a los brazos del fuego.

Mi amor es tan volátil e inestable… quizás sea el hecho de estar enamorado de algo intangible, siento celos, muchos celos cuando veo a mi amante besar con sus fríos labios las hojas de árboles que después mece. Es de mío y es de nadie, está conmigo y en todos lados, no puedo retener su esencia junto a mi corazón y esto me está destruyendo día a día.

Pues me enamoré del viento, y es algo que no puedo cambiar, me enamoré de lo imposible, de un vaporoso ser que entre mis dedos se escurre y mi cabello mueve al son de su música infernal, un soplido fantasmal que hiela mi delicado corazón convirtiéndolo en una gota de granizo nada más.

Pues me enamoré del viento y esto me matará, lo sé.

єѕ¢αмαѕ qυє qυιєяσ αяяαи¢αя

Escamas que quiero arrancar

.

No se desprenden a mi pesar

.

Te cargo como una pesada mochila

.

No aguanto tanto peso en esta vida

.

.

Dame agua, dame algo que comer

.

No puedo alimentarme

.

Sin alimentar este sueño frustrado otra vez

.

.

¿Qué quieres de mí?

.

¿Qué COÑO quieres de mí?

.

Después de este tiempo atrás

.

Déjame en paz, recuerdo

.

No quiero volver a sentirte

.

Pasa de mí, de mi mente

.

No me castigues

.

.

Uff, que agobio, macho


ρєя∂ι∂σ

ANTES

Encontrado en mi camino, caminaba con rumbo fijo, una meta clara, mi salvación y mi dedicación temprana a lo que más amo en la vida, componer.

Cómodo divagaba por los senderos de la inspiración y sonreído por la gracia de las Musas, realizaba mi función sin merito alguno de concentración.

AHORA

Pero… llegaste tú, y jamás he vuelto a ser quien fui, ya no compongo como antes, ahora, lo único que mana de mí es amor, amor eterno hacia tu persona, amor no correspondido, no me importa, amor, amor y amor.

Pero perdido, perdido en tus sentidos, perdido de sentirme perdido por perderme en tu piel, debajo de la capa de tu corazón, sentir los sollozos de tu boca al decirte “te quiero”, chiquitito y al oído. Estoy perdido en la razón de mi sinrazón porque al amor no hay razón que le valga.

DESPUÉS

Pasó, y pasó, pasamos y nos pasamos… quemamos los cartuchos de una vida ilimitada, y ahora me siento perdido sin ti, no te necesitaba, te juro que no te necesitaba, hasta que te conocí y ahora te vas, te me vas y te has ido. Has dicho adiós, pero ¿de qué me vale si ya no estás a mi lado? Imagíname cual pequeña luciérnaga y tu la luz que ilumina su charca, si mi culito brillante se apaga, me quedaré perdido en un mundo que conozco desde que nací, así me siento sin ti, sin la luz de un mundo que siempre estuvo ahí, fue tuyo, fue mío pero que ya no conozco.

No me hallo sin ti, ¿de verdad es tan difícil olvidarte?

Entre los recuerdos encuentro los motivos por los que no quiero perderte, porque perderte implica que yo me pierda y me siento perdido con tu perdida…  menuda perdida de tiempo lamentarme aquí como chiquillo sin teta.


POST

No te dejaré marchar, no ahora que vuelves a estar conmigo, eres mi mapa, sin ti me siento perdido. Mi furia interior, mi pasión, mi deseo y mi amor lucharon por ti, salí de la pesadilla y me agarraré a tu vida con uñas y dientes, sabes que eres para mí y no te volverás a ir o yo volveré a sentirme…perdido.

¢óмσ ∂єѕ¢υвяιя qυє тє нαѕ qυє∂α∂σ αтяáѕ

La vida va pasando y todos vamos caminando a la vez por ella, pero llega un momento en que el destino te da una bofetada haciéndote ver que no vas al mismo paso que el de los que te rodean.

Son los demás, los que van muy rápido”.

Te engañas sin cesar una y otra, y otra vez.

Pero NO, la realidad es, querido amigo, que te has quedado atrás. Intentaré explicar mi teoría sin implicar demasiado a la gente que me rodea para que no se reconozcan en este pequeño pensamiento.

Suponeros que estudiáis en una clase en la que el 97% son chicas, ahora bien, de ese porcentaje, el 90% tiene novio, viven juntos o tienen planes para un futuro bodorrio por todo lo alto, osease, algo serio. Ahora bien, sumadles el pequeño detalle de que apenas llegan a la mayoría de edad (y yo con 25 años).

No nos deprimamos, cada ser humano tiene un proceso evolutivo diferente y los caminos de cada uno son distintos.

Pero…. ¿Para qué nos vamos a engañar? ¡Es una mierda, querido amigos! Pensad a cuantas bodas habéis ido o tenéis planeado ir de vuestros amigos.

Cuando el 99% de tus amigos tienen parejas; y hablo de algo formal; el tema se convierte en algo monótono y en algún momento te sientes fuera de lugar porque no tienes ejemplos que exponer de tu pareja cuando todos ponen a la suya verde…

¿Tengo la culpa de no seguir el proceso natural que la sociedad te impone?

¿Soy un problema por no alcanzar los objetivos fijados de toda persona de mi edad?

A eso se le llama fracaso, entonces, soy un fracasado.

Esta mañana unos amigos míos han comenzado con las típicas charlas anti-pareja. “Que si mi Antonio es tal” “Que Luis ha estado conmigo todo el finde y hemos tal y cual” “Que si no veas como son todas las tías, menos mi novia, claro” y un largo etc.

Me he ido quedando atrás en la carrera hacia clase y los he dejado caminar delante de mí, porque, claramente, así es como van en la vida, por delante de mí, cumpliendo objetivos que algo o alguien; llamémosle sociedad o yo que sé qué; les ha impuesto, quizás imponer no es la palabra, digamos que es una meta propuesta para el bienestar y satisfacción personal, y os aseguro que nada de eso hay al encontrarme en la situación que vivo.

Sin temas ni experiencias a exponer en mi círculo amistoso veo menos puntos en común con aquellos a los que aprecio… puntos que pueden tener entre ellos mismos…

Y hasta aquí dejo mi rayada teoría, ya que debería andar liado con el Plan de Convivencia Del Centro, que luego Miguelito me tirará de las Orejas.

Lamento haberos echo perder el tiempo.

Tanti baci!

иυи¢α νσℓνєяé α ѕєя уσ

Un ERROR más

Y aquí estoy

Duele el pensar que fui yo

Quien cometió el error

*

No puedo explicar

Lo que siento dentro

Porque sólo quiero llorar

*

Y es que ya se acabó

Nunca volveré a ser yo

Y es que ya no puedo más

Seguir esta historia

Que termina mal

*

Porque esto se acabó

Nunca volveré a ser yo

Todo esto de ser “libre”… terminó

*
Mi corazón a nadie yo daré

Porque queda pobre, triste, solo…

Y roto.

(Letra de una melodía que he improvisado hace un rato, una bonita canción que nunca sacaré a la luz, ya que prefiero que me ilumine a mí  en vez de ser perdida entre tantos focos de ojos y opiniones).

Dedicado a tí… ¿Me la he vuelto a jugar? ¡Increíble!

Los vídeos de Vodpod ya no están disponibles. me siento herido