¡Esto es la guerra!

—Y van y vienen mis tazos a por ti. Ten cuidado que los tuyos voy a conseguir.

—Presumida, si no logras ninguno voltear el premio será para mí.

Atentos a la jugada medio patio se halla, la tensión en el ambiente es rasgada por el aliento contenido.

Ninet lanza con moderada fuera su tazo de Looney Tunes contra las torres no demasiado inclinadas de Robb. Éste muerde la uña de su pulgar rezando a los superhéroes de Marvel que su amiga y compañera de clase no consiga su fortaleza derribar, pues muchas bajas tendría en su preciada colección.

Uno, dos, tres… los segundos vuelan junto al tazo y aterriza rozando la base de una enorme torre pero solo eso, roce y despedida. Bye-bye tazo.

Ninet comienza a derramar lágrima de pena y Robb se le acerca con un clínex para sus moqueras.

—La próxima vez. —le sonríe dándole uno de sus tazos preferidos.

La niñita lo coge con gusto y con una enorme sonrisa en su cara se lo enseña a sus amigas que gritan y chillan por el tazo tan bonito.

 

Más vale contentarla con algo si quiero seguir jugando con ella. —se dijo a sí mismo.

Tazos de Looney Tunes

мíяαмє вιєη, ρσяqυє єη υη sєgυη∂σ ρυє∂є qυє ησ єsтé

Me estoy descascarillando, me estoy agrietando y no dejan de echarme más maletas encima, el peso que soporto me está rompiendo y nadie parece darse cuenta.

 

¿Tan egoísta es la gente que no ve más allá de sus narices?

 

Cual porcelana se dibujan líneas negras sobre mi piel resquebrajada. Mis brazos están cediendo cual action-man bajo el peso de un pequeño niño que lo imagina luchando contra el mal en un universo demasiado grande para el pobre héroe.

 

No todo está a mi alcance, no soy Superman ni ningún otro superhéroe ficticio como Jesús o Xibalbá” me repito constantemente, pero eso no evita que intente dar lo mejor de mí para intentar solventar la situación. Sin embargo, solo no puedo, y las presiones del entorno cargando una mochila demasiado pesada para mí desfavorecen mi labor en mi contra.

 

Mírame bien, porque en un segundo puede que no esté.